jueves, 26 de marzo de 2020

Los Monstruos de la Memoria

Grabados mnemotécnicos que ilustran la obra "Hexastichon" de Sebastián Brant (publicada en 1502). Sirven, supuestamente, para recordar los tópicos principales de cada capítulo de los Evangelios. Así, las imágenes del Águila (San Juan), el Ángel (San Mateo), el León (San Marcos) y el Buey (San Lucas) tienen, en forma de cruz, seis dibujos cada una. Los números corresponden a los capítulos del evangelio en cuestión (notar que lo que parece una "Z" es el número "2"). Algunas veces las asociaciones se nos distancian culturalmente (como las bodas de Caná, figuradas por un laúd en el capítulo 2 de San Juan). Otras, el efecto puede resultar ridículo o inquietante (Caifás tiene mitra de Obispo en el 15 de Marcos, o Jesús sostiene el cuchillo de la propia circuncisión en el 2 de Lucas), pero todas son extravagantemente hermosas. Quizás no encajen precisamente en la definición de "alegoría" pero por su esquematismo y significación "segmentada" (cada tema, una ilustración) para formar un todo (el cuerpo textual del Evangelio), se le aproximan bastante.

1.Las tres cabezas que representan la Santísima Trinidad revelada en el Prólogo de San Juan. 2. El laúd que celebra las bodas de Caná. Y tres bolsas o monederos que recuerdan la vocación de San Mateo, recaudador de impuestos. 3. La puerta al huerto cerrado que conlleva la pregunta de Nicodemo ¿Puede volver el hombre a entrar en el seno de su madre y volver a nacer? 4. La cubeta de agua, para sacar el "agua viva" prometida a la Samaritana junto al Pozo, y la Corona para recordar la sanación del hijo de un funcionario real (un "Regulo"). 5. El pez en el agua recuerda la Piscina probática  donde Jesús sanó al paralítico (en latín piscina significa literalmetne: lugar de los peces). 6. Los cinco panes y dos peces y la Eucaritía que evocan el milagro de la multiplicación y el consiguiente discurso del Pan de Vida.
  
7. Una trompeta extraña y un estandarte anuncian la fiesta de la Scenophegía o fiesta de los Tabernáculos, cuando Jesús subió a Jerusalén. 8. La mujer apresada en flagrante adulterio. 9. Un ojo recuerda la curación del ciego de nacimiento. 10. Un garrote/cayado evoca al Buen Pastor descrito en este capítulo. 11. La calavera alude a la resurrección de Lázaro. 12. El vaso de perfume recuerda la unción de Jesús realizada por María en Betania.
  
13. Lavatorio de los pies, que en San Juan reemplaza al relato de la Eucaristía. 14. "No se turbe vuestro corazón!" dice Jesús en este capítulo. 15 "Yo soy la vid verdadera". 16. Un sombrero identificado en el renacimiento como típicamente judío nos recuerda que Jesús dijo que la sinagoga expulsaría a los cristianos de sus filas. 17. Una especie de disco solar evoca la Oración de Jesús pidiendo por todos nosotros, por nuestra "clarificación". 18. El huerto de los olivos, donde Jesús va a rezar. 19. Poncio pilato con un látigo, porque lo manda azotar. 20. Tres ánforas nos recuerdan las mujeres que llevaron unguentos al sepulcro. 21 Jesús resucitado se aparece y ofrece la llaga del costado para que la toque Tomás (o todos nosotros).
  
1. El Ángel que anuncia a Zacarías y luego a María. 2. Nacimiento de Jesús, su presentación y su circuncisión.  3. La pila bautismal nos recuerda el bautismo de Jesús adulto. 4. El demonio tentando a Jesús en el desierto, sobre convertir las piedras en pan. 5. Eso que parece un paquete se reitera en Mc. 2 y  hace referencia al paralítico y su camilla. 6. El libro del evangelio y ocho velas recuerdan la predicación de Jesús y las ocho bienaventuranzas.
 
 
 
 
 
 
 
 
 



sábado, 24 de noviembre de 2018

Mors Ianua Vitae (La Muerte, Puerta de la Vida) de Noel Paton


Sir Joseph Noel Paton: Mors Janua Vitae (La Muerte, Puerta de la Vida), 1866. Este pintor escocés, influido por los prerrafaelistas, si no pintaba hadas pintaba alegorías. Ésta es una de ellas. 

El caballero es una imagen tradicional del cristiano o del hombre en general (ya que «militia es vita hominum super terram» Job 7,1). Viene malherido de la batalla (lleva una de las escarcelas desprendidas), y tanto el color de su piel y labios, como la expresión de sus ojos, indican que está por exhalar el último suspiro. A sus pies ha abandonado el casco y la espada. La pluma de pavo real en uno y la rica vaina de la otra habilitan la lectura alegórica de las mismas: son los restos de la soberbia y la vanidad que el caballero ha dejado atrás. Ahora tiende sus manos hacia la eternidad que se le ofrece delante.

El otro gran protagonista del cuadro es el Ángel de la Muerte: su ala izquierda es oscura como la noche, y la mano que posa sobre el hombro del caballero es descarnada y terrorífica: es el último llamado. Su ala derecha, y la mano con que descorre el velo de este mundo, están llenas de vida y de fuerza. Su mirada es seria, compasiva y penetrante: el caballero sabe que nada escapa a esos  ojos, ni quiere esconderle nada. En los ojos del Ángel está ya el Juicio de Dios. Pequeña, pero esencial para el equilibrio de la composición es la piedra roja (entre dos pequeñas perlas, una oscura y una clara) del broche del pecho del Ángel. Evoca la Sangre redentora (hay quien cree adivinar allí el rostro de Cristo). El caballero, de rodillas, recibe al Ángel con espíritu de arrepentimiento y confianza. Se pone en sus manos: acepta su muerte con entereza. Seguramente puede decir con San Pablo: «He peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe» (2 Tim. 4,7).

Arriba, en el cielo, se ve la caída del sol y el nacimiento del lucero vespertino, símbolos de la muerte y la esperanza. Abajo vemos los signos de la decadencia y la putrefacción de la naturaleza: hojas marchitas, huesos humanos, una lápida con forma de cruz celta cubierta de musgo, cardos y espinas (que nos recuerdan la maldición adámica de Gn. 3,18). En contraste con esta realidad nocturna, por el resquicio que abre el ángel se ven lirios blancos en un paisaje radiante y primaveral. Un pequeño detalle: la pequeña mariposa blanca (una pieris brassicae) parece haberse escapado del Paraíso y se ha posado ahora sobre la lápida inclinada. La mariposa es un antiguo símbolo de la transformación a la que nos somete la muerte (podemos verla por ejemplo en el mosaico estoico de Pompeya del “Memento mori”). La oruga devenida en mariposa compendia toda la idea del cuadro: Mors, ianua vitae (La muerte es la puerta de la vida). Y sus pequeñas alas blancas en la oscuridad del paisaje son testimonio de nuestra esperanza.

domingo, 4 de diciembre de 2016

La Ley y la Gracia de Hans Holbein

Hans Holbein el Joven Alegoría del Antiguo y Nuevo Testamento 1530


En primer plano Adán, representando a todo el hombre (homo), que escucha las predicaciones de Isaías (Esayas propheta) y de Juan Bautista (Ioannes Baptista). El corazón del hombre queda expresado en la cita paulina sobre la que está sentado: «¡Miserable de mí! ¿Quién me librara de este cuerpo que me conduce a la muerte?» (Rom 7,24). Isaías, señalando a la Virgen, le dice «He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un Hijo» (Is 7,14). Juan el Bautista, señalando a Jesús, le dice «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29).

A los lados se contraponen la muerte (mors) y nuestra victoria (victoria nostra): la muerte y la Resurrección (Jesucristo resucitado sostiene la cruz y el estandarte de su Victoria, mientras aplasta a la muerte y al demonio –caricaturizado en esa especie de murciélago alucinado debajo del esqueleto-).

Izquierda y derecha contraponen al fondo la economía de la ley y la de la gracia, divididos por el eje vertical del árbol que está seco de un lado y verde del otro (tema central de la predicación protestante a la que responde este tipo de alegorías y que muchas veces confunde la antítesis paulina ley-gracia con la luterana obras-fe, aunque en este caso Holbein no hace las explícitas referencias anticatólicas de otros pintores de este mismo tema). Allí vemos a la izquierda el pecado original (peccatum), a Moisés recibiendo las tablas de la Ley (lex) y a los israelitas en el desierto acudiendo a la serpiente sacramental de bronce que anticipa el misterio de la justificación (mysterium iustificationis). A la derecha en cambio vemos a María a punto de concebir por obra y gracia (gratia) del Espíritu Santo (el Verbo está descendiendo hacia ella bajo la forma de un niño que porta la cruz). También vemos el anuncio del ángel a los pastores de Belén, a Jesús seguido por discípulos, señalado como Cordero de Dios (Agnus Dei) y crucificado para nuestra justificación (iustificatio nostra).

martes, 18 de octubre de 2016

Arbor Virtutum - El Árbol de las Virtudes

El Salterio de Robert de Lisle (anónimo, c. 1310 - Museo Británico) incluye una serie de diagramas llamados "Speculum Theologiae", Espejo de la Teología, entre los cuales hallamos el presente "Arbor virtutum", Árbol de las Virtudes (folio 129 r). Se trata de un esquema que atribuye a cada una de las siete virtudes otras tantas virtudes anejas, dando un total de 56 virtudes enlazadas orgánicamente. A éstas se les añade la virtud de la Humildad y la mención de los Frutos del Espíritu. Contrapuesto a este árbol en la página anterior se despliega el árbol de los vicios (cuya descripción ofreceremos más adelante) a cuyo pie están Adán, Eva y la Serpiente (por lo que las dos tablas muestran la contraposición Pecado-Redención y los árboles se asimilan a los dos del Paraíso).

"Radix virtutum; humilitas" Raíz de las virtudes es la humildad, dice en la parte inferior (en contraposición el otro árbol dirá que la raíz de todos los vicios es la soberbia). La Humildad es representada por la Virgen María en el momento de la anunciación. Puede verse el ángel que la saluda:

"Ave Maria g[rat]ia plena D[omin]us tecum", Salve, María, llena de gracia, el Señor está contigo.

La cumbre del Árbol es Jesucristo en el cielo (rodeado de ángeles) unido a la Virtud de la Gracia, que corona la Caridad. Es decir que el árbol de las virtudes une el cielo y la tierra. En el centro se lee "Arbor vitae", Árbol de la Vida.

Las cuatro Virtudes Cardinales aparecen representadas por cuatro damas, de izquierda a derecha:


[Pru]dencia: Sostiene una paloma y un dragón en alusión al consejo de Jesús: “Sean prudentes como serpientes y sencillos como palomas” (el dragón era considerado una especie de serpiente).

Iustitia: Sostiene una balanza para juzgar y una vara para castigar (que son las dos funciones de la justicia).

Fortitudo: Sostiene una espada y un escudo con un león rampante, pues la fortaleza debe usarse tanto para atacar los vicios y defender las virtudes (el león es un símbolo tradicional de la fortaleza).


Te[mpera]antia: Sostiene un vaso de agua y una antorcha de fuego, pues es la que sostiene el justo medio entre los extremos.

A continuación la lista de las virtudes anejas a cada una de las principales, siguiendo la numeración del manuscrito y leyendo de izquierda a derecha (aclaramos el término sólo cuando creemos que no se comprende fácilmente el latino):
I: Prudentia: providentia, consilium (consejo), diligentia, timor Domini, ratio, tractabilitas, discretio.

II: Fortitudo: longanimitas (generosidad de espíritu), silentium, stabilitas, requies, perseverantia, non deiici in adversis (no decaer en las adversidades), non extolli in prosperis (no agrandarse en la prosperidad).

III: Iustitia: iuris observantia (observancia de las leyes), iudicium, lex, veritas, correctio, severitas, rectitudo.

IIII: Temperantia: contemptu mundi (desprecio del mundo), sobrietas, ieiunium (ayuno), moralitas, modestia, benignitas, tolerantia.

V: Fides: castitas, continentia, puritas, virginitas, munditia (limpieza), simplicitas, devotio.

VI: Spes: disciplina, gaudium (alegría), patientia, contemplatio, contritio, confessio, penitentia.

VII: Caritas: concordia, indulgetia, pax, gratia, pietas, compassio, misericordia.


martes, 29 de septiembre de 2015

Las Siete Moradas del Castillo Interior de Santa Teresa

Del libro de Juan de Rojas "Representaciones de la Verdad Vestida" (1677)
Una obra alegórica y didáctica donde el protagonista va viajando por una tierra extraña y sus acompañantes le van mostrando y explicando diversos paisajes que son los representados en los grabados. De esta manera logra una exposición completa y comentario del camino espiritual descrito por Santa Teresa en su obra "Castillo interior, o las Moradas".

Las SIETE MORADAS enseñadas por Santa Teresa de Jesús como camino espiritual de una progresiva unión con Dios por medio de la oración y la caridad : En cada una la paloma se acerca más al sol, hasta alcanzar la unión. A las puertas de las moradas 1 y 2 hay bestias que acechan (las pasiones, y preocupaciones de la vida). En todas hay palomas que quedan fuera (las almas que no entran).

Encima de todo, más allá de las moradas (que recapitulan el camino espiritual posible en esta vida) está la gloria de Dios, la “morada celeste”, representada por el Tetragrammaton (YHVH con los puntos diacríticos e.o.a) que es el nombre revelado por Dios a Moisés en el Sinaí: “Yo Soy el que Soy”. El nombre aparece rodeado de una nube luminosa y debajo el lema “Gloria”.

De la boca de Santa Teresa salen dos viñetas que dicen:
«Si ignoras o pulcherrima»: Si no lo sabes ¡oh, bellísima!... Cantar 1,18
«In domo Patris mei mansiones»: En la casa de mi Padre hay [muchas] moradas. Juan 14,2.

Cada morada está ilustrada con un versículo bíblico:
1. «Aperite mihi portas iustitiae, ingressus in eas confitebor Domino»: Ábranme las puertas de la justicia y entraré para dar gracias al Señor. Salmo 117 [118],19.

2. «Secundum bellum fuit in Gob contra philisteos»: Hubo una segunda guerra en Gob contra los filosteos. 2 Reyes [2 Samuel] 21,19

3. «Et si in tertia vigilia invenerit»: Y si llega en la tercera vigilia [y los encuentra así, serán felices]. Lucas 12,38

4. «In cuarto facies mea metuit»: Por la cuarta mi rostro teme. Eclesiástico 26,5.

5. «Sed cum dies quinta illucesceret et ingressi sunt»: Pero cuando llegó el quinto día cobraron ánimos y se arrojaron [a la batalla]. 2 Macabeos 10,35.

6. «In sex tribulationibus liberabit te»: Seis veces te librará de la tribulación. Job 5,19.

7. «Et in septima non tanget te malum»: Y la séptima vez nada malo te tocará. Job 5,19.

Finalmente, por encima de la séptima morada, indicando la gloria de la vida futura hay dos versículos más:

«Laqueus contritus est et nos liberati sumus»: La trampa se rompió y fuimos liberados. Salmo 123 [124], 7.

«In chitaris pro octava canebat epinicion»: Con cítaras de octava cantaban epinicios. I Paralipómenos [Crónicas] 15,21.

PRIMERA MORADA 1 - Lema: TANTO MONTA. Cita: Una est = Una sola es [mi amada] (Cantar 6). Emblema: La mano de Dios pesa el alma y el cosmos y ambas pesan lo mismo (tanto monta, es decir, tanto importa, la una como el otro). Interpretación: Cada alma vale para Dios lo mismo que todo el universo. Cada alma es única para Dios. La “sola amada”.

PRIMERA MORADA 2 - Versos: Si al caer diere en la cuenta / como a mí vuelva y recuerde / aunque caiga no se pierde. Cita: Convertimini ad me et salvi eritis = Convertíos a mi y sereis salvados (Isaias 45). Emblema: La mano de Dios sostiene una camándula (un rosario, es este caso compueto de tres decenarios) en la que una cuenta está “cayendo en la cuenta” anterior. Interpretación: Dios siempre nos ofrece la posibilidad de la conversión, a pesar de nuestras caídas (pecados), especialmente mediante la oración que es como una cadena o lazo que nos devuelve al cielo.

SEGUNDA MORADA 1 - Versos: Por no atender a la luz / que en su pecho reverbera / entre estos vuela ratera [=vuela rastrera, vuela bajo]. Cita: Regnum Dei intra vos est = El Reino de Dios está dentro de vosotros (Lucas 17). Emblema: La paloma coronada que lleva el sol en su pecho y hacia el sol del cielo vuela, se vuelve para mirar las alimañas del suelo. Interpretación: El alma lleva a Dios en su interior (el Reino está en vosotros) y hacia Dios tiende (a unirse cada vez más profundamente). Pero se descamina con-virtiéndose a las creatruas (tal como dice S. Agustín: «¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste» Confesiones, libro 7).

SEGUNDA MORADA 2 - Versos: Si desistieres alma / la vida pierdes y también la palma. Cita: Hic salvus erit = [El que persevere hasta el fin] aquí será salvado (Mateo 10,22). Emblema: Escapando a las garras del demonio el alma bajo figura de un niño alcanza lo alto de una palmera. Según el poemita está en peligro de caerse y perder la vida y el premio. Interpretación: Es una invitación a la perseverancia (no desistir) ante los combates espirituales de esta vida, ya que de otro modo habremos desperdiciado la vida presente (la vida pierdes) y no alcanzaríamos el cielo (la palma es un símbolo de la victoria, de la santidad alcanzada con esfuerzo).

TERCERA MORADA 1 - Versos: Te lleva tu albedrío / a unión con Dios o con el bruto impío. Cita: Amarum est reliquisse te Dominum = Es amargo olvidarte Señor (Jeremías 2, 19). Emblema: La paloma-alma vuela hacia el Sol, mientras el oso acude a comer la miel de un panal del que salen volando serpientes y dragoncitos. Interpretación: Cuanto más el alma se acerca a Dios tanto más se alejarán de él los demonios y sus amarguras y más encuentra la fuente de la dulzura (la gracia contenida en la contemplación).

TERCERA MORADA 2 - Versos: El regalo no doma / y el ir por él es ir por la maroma; / el más segura atajo / siempre fue el de la Cruz que es el trabajo. Cita: Et sequatur me = [El que quiera ser mi discípulo, renuncia a sí mismo, tome su cruz cada día] y me siga (Mateo 16). Emblema: Desde la Iglesia (o edificio principal, con hornacina y reloj de sol) varias personas tratan de llegar al cielo que se ve abierto con un trono en él. Algunas lo hacen atravesando como funambulistas por una soga (la maroma) llevan flores en las manos y caen de cabeza. Otros, que van más seguros, suben por la Cruz de Cristo llevando sus propias cruces. Van coronados de espinas. Interpretación: Las almas que buscan a Dios apegadas al gusto espiritual (el regalo que sienten en la oración) van por un camino inseguro y lo más probable es que caigan en la prueba (porque “el regalo no doma”, es decir, el placer tanto corporal como espiritual no doma las pasiones, antes las exalta). En cambio los que siguen el consejo del Señor y lo siguen negándose a sí mismos (perseverando incluso en tiempos de sequedad espiritual y desolación) éstos llegarán seguros.

CUARTA MORADA 1 - Versos: Pensamiento andariego / tu vuelas y yo vivo con sosiego. Cita: Conceptum [sermone] tenere quis poterit? = ¿Quién podrá detener el pensamiento una vez concebido? (Job 4,2). Emblema: Una mujer arrodillada en oración tiene la cabeza velada. De su cabeza parten líneas que la comunican con aves, dragoncillos, un barco en alta mar, un enfermo (o un difunto al que llevan en procesión). Del corazón de la mujer nace una especie de río o corriente que termina en un niño dormido. El niño tiene aureola. Interpretación: Cuando el alma alcanza la contemplación infusa (dada directamente por Dios, y representada en la cabeza velada: es decir que la parte racional del alma no percibe dicho toque divino: la fe actúa como una especie de ceguera de la razón en San Juan de la Cruz) y entra en ese estado de quietud puede ocurrir que los pensamientos vayan y vengan a distintos objetos (representados por los distintas líneas que salen de la cabeza) sin por ello perder el estado de oración (el niño divino que está en el seno del orante, recordando el Salmo 131,2 «He calmado y aquietado mis ansias. Como un niño pequeño en brazos de su madre, así está mi alma dentro de mí»).

CUARTA MORADA 2 - Versos: De un mismo origen nace / pero en su manantial más satisface. Cita: Bibebant etc. [autem de spiritali] consequente eos, petra: petra autem erat Christus = Bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo (1 Cor 10,4). Emblema: De las llagas del Crucificado mana la vida que llena la fuente y riega el huerto cerrado (alusión al Cantar 4,12). Una doncella (el alma) saca agua de la fuente de dos maneras: mediante alambiques y artefactos (con ese agua se lava las manos) y directamente bebiendo de la herida del costado de Cristo, unida a Él en un abrazo de amor. Interpretación: Santa Teresa comparó la vida espiritual con el riego de un huero: al principio alcanzamos la gracia de Dios con esfuerzo (via ascética) como si fuese mediante canales y artificios laboriosos (es la fase también de purificación progresiva, de alejamiento del pecado). Luego, cuando Él quiere, nos pone directamente en la fuente misma sin esfuerzo de nuestra parte (salvo el no poner obstáculos). Es la fase propiamente mística. En ambos casos la gracia tiene un sólo origen: Cristo, nuestra Roca. Pero según el lema “más satisface” el contacto directo con el manantial.


QUINTA MORADA 1 - Versos: Entrad ovejuelas tardas / en la cabaña interior; / al silvo fiel del Pastor. Cita: usquequo [deliciis] dissolveris filia vaga = ¿Hasta cuándo andarás errante, hija vagabunda? (Jeremías 31,22). Emblema: Jesús niño y pastor con su báculo en la mano llama a las ovejitas perdidas a entrar en su refugio. Interpretación: No es como se podría suponer el llamado general a la conversión que Cristo nos dirige (aunque la alusión a Juan 10), ya que en este estadio la conversión personal ya ha ocurrido. Se trata más bien de la conversión de las pasiones, a las que San Juan de la Cruz compara a veces en el Cántico Espiritual con el “rebaño del alma”. Es decir, que cuando el alma se ha unido a Dios, debe ir llamando poco a poco a la quietud y unión con Cristo (a la “cabaña interior”) también a las potencias inferiores que aún permanecen “rebeldes”, alejadas o perdidas. El silbo del Pastor es el Espíritu Santo (espiración divina).

QUINTA MORADA 2 - Versos: El topo muere en la tierra / porque en ella está su anhelo; / y alas viste para el cielo / gusano que en sí se encierra. Cita: levate capita vestra: quoniam appropinquat ecce redemptio vestra = Levanten la cabeza: ya se acerca su liberación (Lucas 21,28). Emblema: En un paisaje rural vemos a un topo concentrado en excavar su madriguera, mientras innumerables mariposas (que más parecen abejas) saliendo de sus capullos en los árboles al otro lado del río. Hay también unas casa y un molino puramente decorativos. Interpretación: Se basa la imagen en la comparación de Santa Teresa de nuestra vida espiritual con el trabajo de los gusanos de seda (símbolo de la humildad) que se encierran en su capullo de seda (la vida de oración como interiorización: soledad llena de Dios) para finalmente tener sólo a Dios como morada. La hora de la muerte será una resurrección para la Vida. En contraste el alma que pone su centro y morada en las cosas terrenas, a la hora de la muerte, descubrirá que se le ha dado lo que buscó (su resurrección será una prolongación de su soledad-vacía).

SEXTA MORADA 1 - Lema: No se ha puesto, se ha escondido. Cita: Exquisivi manibus meis nocte etc. [contra eum]; et non sum deceptus = Levanté por la noche mus manos hacia Él y no quedé defraudado (Salmo 76,3). Emblema: La doncella-alma busca al Sol-Cristo que se has escondido tras un monte alto. Ella ha quedado a la sombra, pero el sol sigue brillando al otro lado. Hay también plantas y una ciudad meramente decorativas. Interpretación: Es la noche pasiva del espíritu. San Juan distingue dos noches: la del sentido y la del espíritu. La primera es la purificación dolorosa de las pasiones y parte sensitiva humana (y ocurre normalmente durante la primera fase de la vida espiritual). La segunda es la más angustiosa purificación del espíritu mismo: es decir, la noche de la inteligencia, la memoria y la voluntad (y ocurre en la última parte de la vida espiritual). A su vez cada una puede ser activa (por voluntad humana) o pasiva (por voluntad divina). En la noche pasiva del espíritu le parece al alma que Dios se ha apartado por completo de ella, y que puede decir como Jesús en la Cruz «Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado» (Mt. 27,46). San Juan de la Cruz poetizó este momento en muchos de sus poemas: «A dónde te escondiste, Amado / y me dejaste con gemido / como el ciervo huiste / habiéndome herido. / Salí tras tí clamando, y eras ido». Sin embargo, como dice el lema: No se ha puesto, se ha escondido. Es decir, sigue Dios presente en el alma, pero se oculta para prepararla mejor al desposorio místico de la última morada.

SEXTA MORADA 2 - Versos: Ven palomilla otorgada / al palomar soberano; / pues te convida mi mano. Cita: In manibus tuis, sortes meae = En tus manos está mi destino (Salmo 30,16). Emblema: La paloma-alma vuela definitivamente desde el palomar hacia la mano de Dios (aunque no se refleja en el dibujo, añade el autor que es un vuelo extático, sin mover las alas). Paisaje meramente decorativo de ciudad, puente sobre un río y navegante. Interpretación: Dios llama al alma a la unirse definitivamente con Él. Y Él mismo produce el “vuelo” del alma, es decir que no es obra humana este paso sino totalmente gracia divina (es la fase de los éxtasis y arrobamientos que relata Santa Teresa, previos aún a la unión definitiva, y son el fruto de los primeros contactos de nuestra parte sensitiva con la naturaleza Divina). La nube indica lo misterioso y secreto de esta unión para los que no hemos llegado. Y aún para la misma alma que llega, pues en esta vida aún se camina en fe y no en visión.

SÉPTIMA MORADA 1 - Versos: Con mi amante unida vivo, / y aunque tan dichosa soy, / no sé si en su gracia estoy. Cita: Ut iumentum factus sum apud te; et ego semper tecum = Me convertí en el borriquito que te acompaña, y siempre estoy contigo (Salmo 72,23). Emblema: Un ángel quita el velo de los ojos a la doncella-alma. Se esboza un abrazo entre ambos. A lo lejos en un monte se ve una “varilla de fuego envuelta en humo” (según afirma el narrador). Interpretación: El ángel no es otro que Dios mismo el divino Esposo, bajo la forma del Amor. Es el Amor el que ha guiado al alma desde las primeras moradas hasta las últimas pero recién ahora queda al descubierto. Aquí se produce el matrimonio místico o unión definitiva entre la persona y Dios. Ya no hay fenómenos místicos extraordinarios, se vive en paz y en una unión plena y constante y de alguna manera se tiene una especie de “visión” intelectual de las verdades de la fe. La varilla de fuego y humo expresa la compenetración del fuego de Dios y la naturaleza humana (la vara), casi como una reminiscencia de la zarza ardiente de Éxodo 3,2.


SÉPTIMA MORADA 2 - Versos: Ni mi entender, ni mi amar, / se extiende a más (vida mía) / que a lo que tu cuerda guía. Cita: Non sicut ego volo, sed sicut tu = No sea como yo quiero, sino como tú (Mat. 26,39). Emblema: Jesús niño, dejado a un lado la esfera del mundo, juega con la paloma a la que lleva atada a un hilo (de oro, según el narrador). La paloma no puede alcanzar otra dirección ni altura que la que le permite el Niño. Interpretación: El matrimonio espiritual ha unido las dos voluntades (la humana y la divina) con un estrecho lazo, de tal modo que se mueven juntas según el querer de Dios. A ello alude la frase de Jesús y el poemita. Es lo más que se puede decir realmente de la séptima morada espiritual, donde el alma encuentra su paz y su reposo definitivo (aunque por estar en este mundo continúa sus actividades, trabajos, alegrías y sufrimientos de cada día).

 
ADVERTENCIA FINAL - Lema: La más alta más peligra. Cita: Ab altitudine diei timebo = desde que amanece [lit. desde lo alto del día] estoy temiendo (Salmo 55,4). Emblema: Sobre un paisaje desolado se ve una guitarra cuyo mástil toca el cielo pero es ejecutada por una mano infernal. Interpretación: Se trata de una advertencia final para que nadie se descuide. Incluso las almas que más alto han llegado en su unión con Dios, pueden caer estrepitosamente si no conservan la humildad. Son como una guitarra que Dios ha encordado y templado, pero en la que el demonio puede tocar su melodía engañosa (la soberbia).