martes, 29 de septiembre de 2015

Las Siete Moradas del Castillo Interior de Santa Teresa

Del libro de Juan de Rojas "Representaciones de la Verdad Vestida" (1677)
Una obra alegórica y didáctica donde el protagonista va viajando por una tierra extraña y sus acompañantes le van mostrando y explicando diversos paisajes que son los representados en los grabados. De esta manera logra una exposición completa y comentario del camino espiritual descrito por Santa Teresa en su obra "Castillo interior, o las Moradas".

Las SIETE MORADAS enseñadas por Santa Teresa de Jesús como camino espiritual de una progresiva unión con Dios por medio de la oración y la caridad : En cada una la paloma se acerca más al sol, hasta alcanzar la unión. A las puertas de las moradas 1 y 2 hay bestias que acechan (las pasiones, y preocupaciones de la vida). En todas hay palomas que quedan fuera (las almas que no entran).

Encima de todo, más allá de las moradas (que recapitulan el camino espiritual posible en esta vida) está la gloria de Dios, la “morada celeste”, representada por el Tetragrammaton (YHVH con los puntos diacríticos e.o.a) que es el nombre revelado por Dios a Moisés en el Sinaí: “Yo Soy el que Soy”. El nombre aparece rodeado de una nube luminosa y debajo el lema “Gloria”.

De la boca de Santa Teresa salen dos viñetas que dicen:
«Si ignoras o pulcherrima»: Si no lo sabes ¡oh, bellísima!... Cantar 1,18
«In domo Patris mei mansiones»: En la casa de mi Padre hay [muchas] moradas. Juan 14,2.

Cada morada está ilustrada con un versículo bíblico:
1. «Aperite mihi portas iustitiae, ingressus in eas confitebor Domino»: Ábranme las puertas de la justicia y entraré para dar gracias al Señor. Salmo 117 [118],19.

2. «Secundum bellum fuit in Gob contra philisteos»: Hubo una segunda guerra en Gob contra los filosteos. 2 Reyes [2 Samuel] 21,19

3. «Et si in tertia vigilia invenerit»: Y si llega en la tercera vigilia [y los encuentra así, serán felices]. Lucas 12,38

4. «In cuarto facies mea metuit»: Por la cuarta mi rostro teme. Eclesiástico 26,5.

5. «Sed cum dies quinta illucesceret et ingressi sunt»: Pero cuando llegó el quinto día cobraron ánimos y se arrojaron [a la batalla]. 2 Macabeos 10,35.

6. «In sex tribulationibus liberabit te»: Seis veces te librará de la tribulación. Job 5,19.

7. «Et in septima non tanget te malum»: Y la séptima vez nada malo te tocará. Job 5,19.

Finalmente, por encima de la séptima morada, indicando la gloria de la vida futura hay dos versículos más:

«Laqueus contritus est et nos liberati sumus»: La trampa se rompió y fuimos liberados. Salmo 123 [124], 7.

«In chitaris pro octava canebat epinicion»: Con cítaras de octava cantaban epinicios. I Paralipómenos [Crónicas] 15,21.

PRIMERA MORADA 1 - Lema: TANTO MONTA. Cita: Una est = Una sola es [mi amada] (Cantar 6). Emblema: La mano de Dios pesa el alma y el cosmos y ambas pesan lo mismo (tanto monta, es decir, tanto importa, la una como el otro). Interpretación: Cada alma vale para Dios lo mismo que todo el universo. Cada alma es única para Dios. La “sola amada”.

PRIMERA MORADA 2 - Versos: Si al caer diere en la cuenta / como a mí vuelva y recuerde / aunque caiga no se pierde. Cita: Convertimini ad me et salvi eritis = Convertíos a mi y sereis salvados (Isaias 45). Emblema: La mano de Dios sostiene una camándula (un rosario, es este caso compueto de tres decenarios) en la que una cuenta está “cayendo en la cuenta” anterior. Interpretación: Dios siempre nos ofrece la posibilidad de la conversión, a pesar de nuestras caídas (pecados), especialmente mediante la oración que es como una cadena o lazo que nos devuelve al cielo.

SEGUNDA MORADA 1 - Versos: Por no atender a la luz / que en su pecho reverbera / entre estos vuela ratera [=vuela rastrera, vuela bajo]. Cita: Regnum Dei intra vos est = El Reino de Dios está dentro de vosotros (Lucas 17). Emblema: La paloma coronada que lleva el sol en su pecho y hacia el sol del cielo vuela, se vuelve para mirar las alimañas del suelo. Interpretación: El alma lleva a Dios en su interior (el Reino está en vosotros) y hacia Dios tiende (a unirse cada vez más profundamente). Pero se descamina con-virtiéndose a las creatruas (tal como dice S. Agustín: «¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste» Confesiones, libro 7).

SEGUNDA MORADA 2 - Versos: Si desistieres alma / la vida pierdes y también la palma. Cita: Hic salvus erit = [El que persevere hasta el fin] aquí será salvado (Mateo 10,22). Emblema: Escapando a las garras del demonio el alma bajo figura de un niño alcanza lo alto de una palmera. Según el poemita está en peligro de caerse y perder la vida y el premio. Interpretación: Es una invitación a la perseverancia (no desistir) ante los combates espirituales de esta vida, ya que de otro modo habremos desperdiciado la vida presente (la vida pierdes) y no alcanzaríamos el cielo (la palma es un símbolo de la victoria, de la santidad alcanzada con esfuerzo).

TERCERA MORADA 1 - Versos: Te lleva tu albedrío / a unión con Dios o con el bruto impío. Cita: Amarum est reliquisse te Dominum = Es amargo olvidarte Señor (Jeremías 2, 19). Emblema: La paloma-alma vuela hacia el Sol, mientras el oso acude a comer la miel de un panal del que salen volando serpientes y dragoncitos. Interpretación: Cuanto más el alma se acerca a Dios tanto más se alejarán de él los demonios y sus amarguras y más encuentra la fuente de la dulzura (la gracia contenida en la contemplación).

TERCERA MORADA 2 - Versos: El regalo no doma / y el ir por él es ir por la maroma; / el más segura atajo / siempre fue el de la Cruz que es el trabajo. Cita: Et sequatur me = [El que quiera ser mi discípulo, renuncia a sí mismo, tome su cruz cada día] y me siga (Mateo 16). Emblema: Desde la Iglesia (o edificio principal, con hornacina y reloj de sol) varias personas tratan de llegar al cielo que se ve abierto con un trono en él. Algunas lo hacen atravesando como funambulistas por una soga (la maroma) llevan flores en las manos y caen de cabeza. Otros, que van más seguros, suben por la Cruz de Cristo llevando sus propias cruces. Van coronados de espinas. Interpretación: Las almas que buscan a Dios apegadas al gusto espiritual (el regalo que sienten en la oración) van por un camino inseguro y lo más probable es que caigan en la prueba (porque “el regalo no doma”, es decir, el placer tanto corporal como espiritual no doma las pasiones, antes las exalta). En cambio los que siguen el consejo del Señor y lo siguen negándose a sí mismos (perseverando incluso en tiempos de sequedad espiritual y desolación) éstos llegarán seguros.

CUARTA MORADA 1 - Versos: Pensamiento andariego / tu vuelas y yo vivo con sosiego. Cita: Conceptum [sermone] tenere quis poterit? = ¿Quién podrá detener el pensamiento una vez concebido? (Job 4,2). Emblema: Una mujer arrodillada en oración tiene la cabeza velada. De su cabeza parten líneas que la comunican con aves, dragoncillos, un barco en alta mar, un enfermo (o un difunto al que llevan en procesión). Del corazón de la mujer nace una especie de río o corriente que termina en un niño dormido. El niño tiene aureola. Interpretación: Cuando el alma alcanza la contemplación infusa (dada directamente por Dios, y representada en la cabeza velada: es decir que la parte racional del alma no percibe dicho toque divino: la fe actúa como una especie de ceguera de la razón en San Juan de la Cruz) y entra en ese estado de quietud puede ocurrir que los pensamientos vayan y vengan a distintos objetos (representados por los distintas líneas que salen de la cabeza) sin por ello perder el estado de oración (el niño divino que está en el seno del orante, recordando el Salmo 131,2 «He calmado y aquietado mis ansias. Como un niño pequeño en brazos de su madre, así está mi alma dentro de mí»).

CUARTA MORADA 2 - Versos: De un mismo origen nace / pero en su manantial más satisface. Cita: Bibebant etc. [autem de spiritali] consequente eos, petra: petra autem erat Christus = Bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo (1 Cor 10,4). Emblema: De las llagas del Crucificado mana la vida que llena la fuente y riega el huerto cerrado (alusión al Cantar 4,12). Una doncella (el alma) saca agua de la fuente de dos maneras: mediante alambiques y artefactos (con ese agua se lava las manos) y directamente bebiendo de la herida del costado de Cristo, unida a Él en un abrazo de amor. Interpretación: Santa Teresa comparó la vida espiritual con el riego de un huero: al principio alcanzamos la gracia de Dios con esfuerzo (via ascética) como si fuese mediante canales y artificios laboriosos (es la fase también de purificación progresiva, de alejamiento del pecado). Luego, cuando Él quiere, nos pone directamente en la fuente misma sin esfuerzo de nuestra parte (salvo el no poner obstáculos). Es la fase propiamente mística. En ambos casos la gracia tiene un sólo origen: Cristo, nuestra Roca. Pero según el lema “más satisface” el contacto directo con el manantial.


QUINTA MORADA 1 - Versos: Entrad ovejuelas tardas / en la cabaña interior; / al silvo fiel del Pastor. Cita: usquequo [deliciis] dissolveris filia vaga = ¿Hasta cuándo andarás errante, hija vagabunda? (Jeremías 31,22). Emblema: Jesús niño y pastor con su báculo en la mano llama a las ovejitas perdidas a entrar en su refugio. Interpretación: No es como se podría suponer el llamado general a la conversión que Cristo nos dirige (aunque la alusión a Juan 10), ya que en este estadio la conversión personal ya ha ocurrido. Se trata más bien de la conversión de las pasiones, a las que San Juan de la Cruz compara a veces en el Cántico Espiritual con el “rebaño del alma”. Es decir, que cuando el alma se ha unido a Dios, debe ir llamando poco a poco a la quietud y unión con Cristo (a la “cabaña interior”) también a las potencias inferiores que aún permanecen “rebeldes”, alejadas o perdidas. El silbo del Pastor es el Espíritu Santo (espiración divina).

QUINTA MORADA 2 - Versos: El topo muere en la tierra / porque en ella está su anhelo; / y alas viste para el cielo / gusano que en sí se encierra. Cita: levate capita vestra: quoniam appropinquat ecce redemptio vestra = Levanten la cabeza: ya se acerca su liberación (Lucas 21,28). Emblema: En un paisaje rural vemos a un topo concentrado en excavar su madriguera, mientras innumerables mariposas (que más parecen abejas) saliendo de sus capullos en los árboles al otro lado del río. Hay también unas casa y un molino puramente decorativos. Interpretación: Se basa la imagen en la comparación de Santa Teresa de nuestra vida espiritual con el trabajo de los gusanos de seda (símbolo de la humildad) que se encierran en su capullo de seda (la vida de oración como interiorización: soledad llena de Dios) para finalmente tener sólo a Dios como morada. La hora de la muerte será una resurrección para la Vida. En contraste el alma que pone su centro y morada en las cosas terrenas, a la hora de la muerte, descubrirá que se le ha dado lo que buscó (su resurrección será una prolongación de su soledad-vacía).

SEXTA MORADA 1 - Lema: No se ha puesto, se ha escondido. Cita: Exquisivi manibus meis nocte etc. [contra eum]; et non sum deceptus = Levanté por la noche mus manos hacia Él y no quedé defraudado (Salmo 76,3). Emblema: La doncella-alma busca al Sol-Cristo que se has escondido tras un monte alto. Ella ha quedado a la sombra, pero el sol sigue brillando al otro lado. Hay también plantas y una ciudad meramente decorativas. Interpretación: Es la noche pasiva del espíritu. San Juan distingue dos noches: la del sentido y la del espíritu. La primera es la purificación dolorosa de las pasiones y parte sensitiva humana (y ocurre normalmente durante la primera fase de la vida espiritual). La segunda es la más angustiosa purificación del espíritu mismo: es decir, la noche de la inteligencia, la memoria y la voluntad (y ocurre en la última parte de la vida espiritual). A su vez cada una puede ser activa (por voluntad humana) o pasiva (por voluntad divina). En la noche pasiva del espíritu le parece al alma que Dios se ha apartado por completo de ella, y que puede decir como Jesús en la Cruz «Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado» (Mt. 27,46). San Juan de la Cruz poetizó este momento en muchos de sus poemas: «A dónde te escondiste, Amado / y me dejaste con gemido / como el ciervo huiste / habiéndome herido. / Salí tras tí clamando, y eras ido». Sin embargo, como dice el lema: No se ha puesto, se ha escondido. Es decir, sigue Dios presente en el alma, pero se oculta para prepararla mejor al desposorio místico de la última morada.

SEXTA MORADA 2 - Versos: Ven palomilla otorgada / al palomar soberano; / pues te convida mi mano. Cita: In manibus tuis, sortes meae = En tus manos está mi destino (Salmo 30,16). Emblema: La paloma-alma vuela definitivamente desde el palomar hacia la mano de Dios (aunque no se refleja en el dibujo, añade el autor que es un vuelo extático, sin mover las alas). Paisaje meramente decorativo de ciudad, puente sobre un río y navegante. Interpretación: Dios llama al alma a la unirse definitivamente con Él. Y Él mismo produce el “vuelo” del alma, es decir que no es obra humana este paso sino totalmente gracia divina (es la fase de los éxtasis y arrobamientos que relata Santa Teresa, previos aún a la unión definitiva, y son el fruto de los primeros contactos de nuestra parte sensitiva con la naturaleza Divina). La nube indica lo misterioso y secreto de esta unión para los que no hemos llegado. Y aún para la misma alma que llega, pues en esta vida aún se camina en fe y no en visión.

SÉPTIMA MORADA 1 - Versos: Con mi amante unida vivo, / y aunque tan dichosa soy, / no sé si en su gracia estoy. Cita: Ut iumentum factus sum apud te; et ego semper tecum = Me convertí en el borriquito que te acompaña, y siempre estoy contigo (Salmo 72,23). Emblema: Un ángel quita el velo de los ojos a la doncella-alma. Se esboza un abrazo entre ambos. A lo lejos en un monte se ve una “varilla de fuego envuelta en humo” (según afirma el narrador). Interpretación: El ángel no es otro que Dios mismo el divino Esposo, bajo la forma del Amor. Es el Amor el que ha guiado al alma desde las primeras moradas hasta las últimas pero recién ahora queda al descubierto. Aquí se produce el matrimonio místico o unión definitiva entre la persona y Dios. Ya no hay fenómenos místicos extraordinarios, se vive en paz y en una unión plena y constante y de alguna manera se tiene una especie de “visión” intelectual de las verdades de la fe. La varilla de fuego y humo expresa la compenetración del fuego de Dios y la naturaleza humana (la vara), casi como una reminiscencia de la zarza ardiente de Éxodo 3,2.


SÉPTIMA MORADA 2 - Versos: Ni mi entender, ni mi amar, / se extiende a más (vida mía) / que a lo que tu cuerda guía. Cita: Non sicut ego volo, sed sicut tu = No sea como yo quiero, sino como tú (Mat. 26,39). Emblema: Jesús niño, dejado a un lado la esfera del mundo, juega con la paloma a la que lleva atada a un hilo (de oro, según el narrador). La paloma no puede alcanzar otra dirección ni altura que la que le permite el Niño. Interpretación: El matrimonio espiritual ha unido las dos voluntades (la humana y la divina) con un estrecho lazo, de tal modo que se mueven juntas según el querer de Dios. A ello alude la frase de Jesús y el poemita. Es lo más que se puede decir realmente de la séptima morada espiritual, donde el alma encuentra su paz y su reposo definitivo (aunque por estar en este mundo continúa sus actividades, trabajos, alegrías y sufrimientos de cada día).

 
ADVERTENCIA FINAL - Lema: La más alta más peligra. Cita: Ab altitudine diei timebo = desde que amanece [lit. desde lo alto del día] estoy temiendo (Salmo 55,4). Emblema: Sobre un paisaje desolado se ve una guitarra cuyo mástil toca el cielo pero es ejecutada por una mano infernal. Interpretación: Se trata de una advertencia final para que nadie se descuide. Incluso las almas que más alto han llegado en su unión con Dios, pueden caer estrepitosamente si no conservan la humildad. Son como una guitarra que Dios ha encordado y templado, pero en la que el demonio puede tocar su melodía engañosa (la soberbia).


domingo, 27 de septiembre de 2015

La Vanidad de Antonio de Pereda


Antonio de Pereda: Vanitas, Kunsthistorisches Museum, Viena, 1634


"La distribución del lienzo la forman dos mesas; la de la derecha, cubierta de terciopelo y en un plano más alto, en la que se muestran las vanidades mundanas; y la de la izquierda, de madera y más sobria, en la que se muestran los despojos del mundo y el triunfo de la muerte sobre éstos.



Un ángel-genio domina la composición. Mira directamente al espectador mientras sostiene un camafeo que representa a Carlos V y señala un globo terráqueo colocado en la mesa de la derecha. Así, pone de manifiesto la vanidad de las cosas mundanas, dispuestas en esta mesa, e invita al espectador a desengañarse de este mundo. Un suntuoso reloj preside esta mesa, haciendo clara referencia al devenir imparable del tiempo, en el que se apoyan diferentes elementos. La alusión a la casa de los Austrias se refiere a que el poder es pasajero y efímero. El ángel-genio señala los territorios que dominó el emperador antaño, y la transitoriedad del poder se subraya con la medalla del emperador Augusto en clara referencia a la desaparecida gloria del imperio romano. También evidencian el poder del paso del tiempo los retratos de las damas vestidas a la moda de la época de Felipe II y Felipe III.



Asimismo, sobre la mesa se disponen diversas joyas, monedas y naipes que aluden al carácter efímero e inutilidad de las posesiones materiales. Las monedas y joyas suelen ser símbolo de riqueza y de la ambición humana por atesorarlas, con lo que se relacionan con los pecados y por ende con la posibilidad de condenación eterna. Los naipes son una alusión todavía más directa al vicio, por lo que toman un carácter condenatorio.



Más elocuente es el contenido de la mesa de la izquierda. Los objetos allí dispuestos están presididos por una vela apagada, símbolo de la muerte. Hay piezas de armaduras, un pistolete y libros, y entre todos estos elementos están dispuestas varias calaveras y un reloj de arena, en clara alusión al triunfo de la muerte sobre el saber y las proezas de las armas.



El reloj de arena tiene la parte superior vacía indicando el tiempo destructor, y por la disposición del conjunto es clara la vinculación tiempo-muerte. Junto a una calavera situada al borde de la mesa, y que además parece mirar al espectador, aparece la frase nihil omne (todo es nada), idea contundente a la que responde toda la obra. El ángel-genio está mostrando la vanidad de las cosas mundanas y como la muerte, que llega inexorable, acaba con todo ello; así que todo lo de este mundo no es nada, todo es un engaño. El ángel-genio advierte al espectador del engaño del mundo y por tanto le exhorta a que haga un ejercicio de reflexión –tanto el ángel como la calavera miran al público- para desengañarse. 


El único elemento común en ambas mesas son los naipes, que parecen caídos de una a la otra, de la mesa en la que se hallan los símbolos de la vanidad de la vida mundana a la mesa con los elementos referentes a la muerte. Julián Gállego considera que este hecho refuerza la lectura de la obra expresando el paso permanente de la vida a la tumba. Por su lado, Pérez Sánchez advierte que en la primera mesa las cartas que aparecen son sólo espadas y en la segunda son bastos. No define su sentido pero observa que la explicación puede estar en el lenguaje emblemático de los palos de la baraja española".


(Extracto del trabajo de Ana Iglesias Benedicto "La idea del desengaño y la pintura de vanitas de Antonio de Pereda" s.d.)